Hoy te he visto, bella Luna, toda resplandeciente y he querido vestirme de primavera;
he ansiado subir a tus altares para admirarte, para verte más de cerca y saberte mía.
Mas inútiles han sido mis intentos pues no he podido alcanzarte.
Y he llorado lágrimas de amargura por no poder ir donde tú estás, en ese paraíso lleno de estrellas infinitas...
Hoy te he visto, bella Luna, toda resplandeciente y he podido vestirme de primavera.
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